Yo siempre he pensado que navego em mis esculturas, y mi vida misma depende de lo bien construídas qe ellas estén. Mis esculturas fueron simpre botes. Pero tù, amigo, tratas de contener el agua y viajas com ella. Sio mi escultura es un barco, la tuya es el rio mismo. Lo anterior lo escribi en la balsa en que atravesamos juntos el rio Uruguay, en la frontera entre Brasil y Argentina, el 15 de Junio de 1994. Un mes después, de vuelta en Chile, con tu immensa “tierra roja” trabajándome adentro, empecé a escribir esta carta a la orilla del rio Maipo. Esta fuerte corriente de agua, que no refleja cielo alguno, porque baja en diagonal por la pendiente dramática de los Andes. En este rio no crecen plantas porque en el fondo de su corriente se redondean piedras que yo escucho pulirse desde la orilla donde está mi casa, mientras trabajo en esta carta de aguas, de piedras y de plantas. Trato de responder por escrito al diálogo que tu iniciaste en tu taller de Porto Alegre, en que la primera frase fueron tus esculturas. He tratado de definir en palabras literarias lo que tu escultura significa, y no he podido. Acepto tras el esfuerzo que los contenidos del lenguaje escultórico no son traducibles en ningún otro de los lenguajes de la cultura, por eso trataré de describir, con simpicidad de escultor – observador los elementos sacados por ti del mundo material, y que dan origen a tu discurso: El agua Lo primero es el agua. Los geólogos dicen que lo primero son los rios, las montañas suben y el rio está antes que ellas, las modela, las taladra y las traslada. Lo duro del paisaje es esculpido por la materia más blanda que existe, el agua. Lo primeiro es el agua, las mismas piedras son transformadas en arena por el agua y las arenas viajan llevadas por ella, para reposar en lugares lejanos, y en siglos de tiempo formar nuevas piedras. Son también las aguas las que transformaron el calcio de las rocas en hueso y concha de creatura marina, que al morir, forman los cristales de los mármoles. El agua, la más débil y la vez la más tirana. Es ella la que impone la horizontal en tu taller. La tirania del nivel. Si el agua se revela, inmediatamente se sabe, porque comienza su canto al moverse, y al caer crea diagonales o verticales que no son las lineas de los gráficos sino materia moviéndose bajo la ley de la fuerza de gravedad, uno de los elementos fundamentales del lenguaje escultórico. La misma fuerza de gravedad que hace trabajar tus aguas, hace trabajar las esculturas de Rodin o las bailarinas de bronce de Degas. Lo primero es el agua pero lo segundo es la piedra. La piedra Los granitos son las únicas que no tienen nada que ver con el agua, porque se forman en el corazón mismo del planeta, 50 km hacia adentro, y afloran en Porto Alegre completamente secos. Tu los tallas y eres responsable del primer encuentro entre esas piedras y el agua. El agua en la piedra son las dos primeras palabras que se combinan pra recibir a la tercera: La planta La planta que haces flotar ancla sus raíces en la materia transparente del agua, como la “figueira” cuelga sus raíces en el viento desde sus ramas, o más bien, como el “clavel del aire” se alimenta del aire. Las plantas de tu “rio-rio” quieto, que no tienen el contrato eterno entre raiz y tierra donde lo duro, la tierra, hace crecer la madera dura del “lapacho”. Tus plantas acuáticas, estructuras elásticas, conviven con el agua de una manera efimera, a puro amor indefenso. La superficie de la planta se mueve con el viento y hace una nueva superficie móvil en la piedra. Esta piel verde del agua, que va en los rios, viaja si el agua viajada y muere se el agua se va. Pienso que no pudiste encontrar tres elementos más distintos para esta conversación, como quien dice: Piedra: cantera – granito – silice Agua: rio – vapor – lluvia Planta: semilla – flor – abeja Yo creo que de combinaciones como la tuya puede surgir la escultura propia de nuestro continente, que no será nueva porque no se parece a nada anterior, tal como buscábamos la novedad en los años 60, su novedad consistirá en su simplicidad pues en primer lugar estará hecha por escultores que como tú aceptaron y trabajaron con los elementos más conocidos y queridos. Tendremos escultura aqui, cuando nos hallamos cansado de seguir las modas de turno, obedeciendo a críticos de arte de nuestros proprios países que, a la vez, tratan de mantenermos “al dia” con modas envasadas en tarros – revistas de arte que no sólo traen la imagen sino también su teoria explicativa. Ideas que tampoco los criticos entienden demasiado pero que si les sirven para escribir largos articulos. Cuando casi con cariño nos hallamos dado cuenta que hasta esos mismos intelectuales nos desprecian por nuestra “falta de cojones” para presentar material primigenio y, finalmente, nos demos vuelta hacia nuestro mundo y trabajemos con el, podremos estar seguros que nuestro trabajo no coincidirá con la moda de turno y será nuevo aunque, como dice el pintor Luis Felipe Noé, “no está permitido que en nuestro continente surja nada nuevo en arte”, y ahi si que vamos a necesitar muy buenos críticos de arte para que nos defiendan los nuevos campos descubiertos. Rodin, en su testamento, dice: “le plus beaux sujets ce trouvent devant vous: ce sont eux que vous connaissez le mieux”. Tu las conoces bien, la piedra es “la”, lo mismo que “la” agua y “la” planta. Son tres mujeres que conviven en paz, nadie escapa de ellas en Porto Alegre, los temas más bellos han estado siempre ante nuestros ojos, las tres sobre la “tierra roja”. Recuerdo tus esculturas en el patio de tu taller. Pienso que lo primero que ellas comunicaban era una gran placidez que en ese momento no supe explicarme. Hoy entiendo que esa paz se producia en mi al ser cambiado por tu manera de manejar la materia. Me sucede como a la mayoria de los escultores de la tradición de “cincel y martillo”, que al buscar la apropiación absoluta de la piedras de por si inmóviles, y tratar de darles movimiento, se produce en nosotros una tremenda salida de energia. Siempre que miro una piedra se me aprieta la mano como empuñando el martillo. La primera paz en tu taller venia del hecho de que tu cambiabas muy poco de esas tres materias, y el gran cambio estaba en el diálogo entre las tres. La aceptación de tu manera de trabajar producia en mi un “fin de guerra” y entraba a una segunda paz, que venia del darme cuenta que bajo su aparente inmovilidad, el agua, la piedra y la planta, cada una a su manera, estaban trabajando intensamente y esa actividad casi secreta de la planta con las sales del agua y de los cristales trasparentes del granito, seguia igual dia y noche aunque yo no estuviera ahi, y hacian que yo cambiara mi temporalidad, y ese animo que yo siempre habia buscado y no he encontrado en mis propias esculturas. Mucha gente no va a entender tus esculturas como tales, a no ser que como yo, se dejen trabajar y cambiar por la quietud de esas aguas, esas piedras y esas plantas. Sólo ahi empezarán a comprender la profunda originalidad americana de tu escultura. Llamo a tus esculturas esculturas, no las llamo artefactos u objetos tridimensionales. Pienso que es tiempo para que los escultores del post cubismo entronquemos nuestra obra con la gran tradición de la escultura. Después de casi 30 años de trabajo, yo diria que la escultura es un lenguaje grande y antiguo de 30.000 años por lo menos. En esa antigüedad te metiste como por un túnel y caminaste hacia un futuro que queda en el pasado, atravesaste la primera barrera de la moda, la crítica de arte y todo invento competitivo en que los escultores vivimos prisioneros, y toda la clasificación de nuestro pasado en tradiciones y movimientos creados por críticos de otras tierras. Pasaste a Picasso hacia atrás y a Rodin y a Miguel Angel hacia atrás y empezaste a respirar un aire distinto, más fresco, de 3.000 años, de 30.000 años y te encontraste a la orilla de un rio con un hombre igualmente perdido que tú, haciendo un recipiente de granito para poner agua en él, y en el agua poner una planta, igual que tú, con simplicidad, sin critica de arte, porque el arte todavia no existia. La escultura en nuestro continente vivirá de nuevo cuando los escultores y el público aceptemos que las palabras de nuestro diccionario son el planeta mismo, todas las formas en que aflora la materia: infinitas palabras para el lenguaje del escultor. La escultura en nuestra tradición está moribunda porque acepta predominantemente dos palabras: mármol (de Carrara) y bronce (pulido). Este hecho nos pone una camisa de fuerza pues nos congela en la partida. Irineu, con el granito tu rompes el hielo y pones un pie en el agua y en la planta, y te embarcas en un viaje hacia el futuro. Espero que muchos te acompañen en tu viaje. Yo parti contigo en Julio de 1994 y sigo desde lejos tu aventura de paz. Qué tiene tu tierra roja? Tiene una piedra, el agua y la planta. Texto de 1994.